Los colores utilizados en las vestiduras y ornamentos sagrados expresan el carácter del tiempo litúrgico y las fiestas del año cristiano.
El blanco representa la manifestación de la naturaleza divina de Jesús. Se utiliza en Pascua, Navidad y otras fiestas del Señor (excepto la Pasión), así como en las fiestas de la Virgen María, los ángeles y de los santos (no mártires).
El rojo, que recuerda a la sangre y al fuego, es el color de la vida, el amor, es sacrificio de Cristo y el testimonio de los mártires. Denota el amor ardiente que es la fuerza del Espíritu Santo. Se usa del Domingo de Ramos, Viernes Santo, Domingo de Pentecostés, las fiestas de los apóstoles, evangelistas y mártires.