1. Quiere, en primer lugar, que los jóvenes tomen conciencia de la realidad de la vida. Hoy en día, la mayor parte de los jóvenes viven en zonas urbanas. Su entorno habitual es cada día más sofisticado y artificial; todo está hecho para facilitarles la vida. En un universo de botones y “clics”, el muchacho vive como en un capullo esterilizado, insípido. Por tanto, no debe asombrar que busque huir hacia paraísos artificiales. Pero rápidamente se convierte en un prisionero, en un esclavo de las costumbres cómodas y placenteras; incluso cuando se va de “camping”, llevando con ellos aquello que estiman indispensable para su vida: cama, frigorífico, radio o televisión.
Queremos permitir a los jóvenes sumergirse en la realidad de la vida; ser capaces de vivir con sus propios medios: saber montar una tienda, protegerse del viento, de la lluvia o del sol, encender un fuego con todas las garantías de seguridad y prepararse la comida, con o sin gas, orientarse con las estrellas, caminar de noche sin linterna, etc. La naturaleza es escuela de vida. Sus lecciones son aprendidas y asimiladas con rapidez. El primer contacto con ella puede suponer un shock, pero rápidamente el muchacho se alegra de reencontrarse con sus reflejos, con sus instintos, con su alegría de vivir.
2. Mediante la práctica de técnicas, el escultismo desarrolla la habilidad manual, el ingenio. Las técnicas básicas de campismo son, sencillamente, necesarias para poder vivir en la naturaleza. El escultismo, sin embargo, permite ir más lejos: las técnicas utilizadas suponen, además, un enriquecimiento de la personalidad. Todos conocemos muchachos que se bloquean ante un folio, pero que se transforman en el momento en que tienen que emplear sus manos. Pero también aquellos que son muy “intelectuales”, se enriquecen mediante el desarrollo del sentido práctico.
El muchacho se convierte en creador. No se contenta sólo con soñar. Actúa. Puede así comprobar la dificultad de pasar de un proyecto a su realización, la necesidad de hacer planos, de planificar una acción. Conociendo de primera mano los problemas prácticos, afinará su juicio, su análisis. Siendo capaz de adaptarse a la vida en la naturaleza, progresivamente podrá adaptarse a todo tipo de situaciones. ¡Qué valor tiene esto en un mundo en constante transformación!
Conclusión
Nuestro fin es que los jóvenes que nos han sido confiados tengan los dos pies en la tierra; que estén enraizados en su tiempo, siendo capaces de actuar de manera real en el mundo que les rodea, hoy y mañana.
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